El
Trabajo Social es un regalo que la vida da a quienes en su estructura de
personalidad tiene los dones de la sensibilidad, bondad, empatía y ganas de
cambio y transformación… este profesional primero se fortalece como ser humano
y luego está en capacidad de cambiar la iniquidad, la injusticia social y la
vulneración de los derechos humanos y del ambiente.
Los movimientos sociales constituyen espacios en construcción desde donde los sujetos producen acciones colectivas, plasmando organizaciones y articulaciones, promoviendo luchas y reivindicaciones y auto constituyendo su identidad. Son expresiones que configuran en la realidad actual canales de participación y espacios donde se generan prácticas culturales y políticas transformadoras.
La construcción de otra forma de sociedad, la democracia y del Buen Vivir de todas y todos los ciudadanos, está en el centro del debate en Ecuador, América Latina y el mundo. En los últimos años la irrupción de luchas, reivindicaciones y propuestas desde diversos movimientos sociales frente al neoliberalismo, la fase más desarrollada y despiadada de acumulación del sistema capitalista, han mostrado la necesidad de construir nuevos paradigmas que nos permitan impulsar profundos procesos de cambio hacia la construcción de sociedades más justas, igualitarias, capaces de generar alternativas desde su propia diversidad y en democracia.
El trabajo social debe tener como horizonte una “formación teórico metodológica e instrumental, que a través de su accionar pueda aportar sus conocimientos para fortalecer la organización y la autonomía popular, desde cuya participación y desde cuya cultura, habrán de producirse transformaciones imprescindibles en pos de la construcción de una sociedad justa, solidaria, fraterna y libre.
Funciones.
Desde
el trabajo social se realizan múltiples experiencias, hay profesionales que
desarrollan su intervención promoviendo y siendo parte de movimientos sociales,
también instituciones que contienen propuestas desde el trabajo social se
comprometen y apoyan a los mismos, existen practicas académicas y
extensionistas desde espacios de formación universitaria, y también desde
distintos lugares de acción estatal se vincula nuestra profesión a ellos.
Muchas son las experiencias que se están desarrollando, pero no es muy
explorada teóricamente la relación movimientos sociales y trabajo social, a
pesar de existir una vasta producción sobre los mismos y en la profesión del
trabajo social.
Importancia.
Desde
la profesión es importante plantear una actitud investigativa, que aporte
elementos de diagnóstico y reconocimiento de estos procesos, que sirva a la
teorización y a la producción, en función de enriquecer las propuestas de
intervención. La dimensión educativa y política del trabajo social es
interpelada por esta realidad, y encuentra su punto de concreción en los
espacios de la vida cotidiana, considerando a la “la cotidianidad como
condensación de la conflictividad de lo político en formaciones sociales con
principios de dominación”. En este sentido lo cotidiano es un espacio de
reproducción, un lugar donde se condensan lógicas conflictivas y donde la
intervención del trabajador social despliega y pone en juego su dimensión
educativa.
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